El mejor verano de mi vida – segunda parte

Hoy publicamos la segunda parte de la experiencia de Javier durante su programa Monitor Camp USA.

Mi campamento era un campamento para personas con pocos recursos y muchos niños y niñas, cuando acaban la etapa de campistas con 16 años quieren volver porque el campamento es un sitio en el cual ellos pueden liberarse y hacer cosas que en casa no podían hacer. Algunos volvían como ayudantes y colaboraban con los monitores. Además, como muchos ellos han sido campistas, saben incluso más que nosotros de las actividades y de la rutina del campamento.

Sinceramente, pese a algunos momentos, es muy gratificante cuando algún niño te da las gracias porque le enseñas a ir en bicicleta o a nadar, porqué pese a que algunos no les caigas bien, muchas veces cuando estás en la piscina con ellos te dicen, me siento seguro, porqué puedo aprender a nadar y tu estás ahí para enseñarme y si pasa algo protegerme.

Bueno, y lo mejor es cuando en la hora de la ducha, o la siesta, pese a que ellos no entienden que la siesta es DORMIR! Niños que no levantan un palmo y medio del suelo, te retan a bailar, o a jugar a basquet y tu siendo el doble no eres capaz de hacerle un tapón. Cuando estás haciendo manualidades con ellos, no te escuchan y cuando te das cuenta han superado al maestro, la imaginación que tienen, y la picaresca, cuando estamos cantando y un niño te mira como pensando, por la culpa de este monitor va a llover.

O cuando el último día, cuando se van, cogen de la mano a sus padres y vienen corriendo emocionados porque te quieren presentar a ellos. Los mejores momentos sin duda las comidas, hay que decir que allí es mucho mejor que las comidas en los campamentos españoles, y pese a que tiene bastante aceite y bueno, no es una dieta de adelgazamiento, no está nada mal. Ir a la mesa, servir a los niños y sentarte a comer y hablar con ellos, que se rían, que se quejen, que te cuenten lo que les haya gustado del día y que quieren hacer a la mañana siguiente.

Algunas semanas fui monitor y tuve mi propia cabaña y otras me dediqué a ser el ayudante del campamento, apoyando como socorrista en la piscina o siendo el socorrista y profesor principal de piragüismo, ayudando en deportes, controlando el material para las manualidades, construyendo los materiales para las actividades grupales o sustituyendo a aquellos monitores que tenían hora o día libre, por lo que he estado con muchos, pero aún así, mirando las fotos, se me escapa siempre alguna sonrisa cuando veo a todos aquellos niños.

Y sin duda, lo mejor las amistades que haces con monitores y monitoras, gente que estudia lo mismo que tú o comparte aficiones. Personas que jamás habrías tenido la oportunidad de conocer si no fuera por el campamento. Porque como decía mi manager, el campamento gira alrededor de los niños pero vosotros giráis con ellos, y al fin y al cabo, hay 5 sesiones y los niños vienen y van pero durante 2 meses y medio yo hice una familia de gente internacional y ellos eran los que siempre estaban ahí.

Tantas vivencias, tanta diversidad, tantas personas que ahora puedo considerar amigos, un verano mágico.

Y bueno, una vez acabado el campamento ¿qué? Mi grupo de amigos y yo trabajamos una amistad con nuestros monitores de socorrismo, con los que fuimos de fiesta, a sus casas, a ver partidos de béisbol, a visitar la ciudad y al acabar el campamento, dio la coincidencia que ellos no podían venir de viaje con nosotros, porqué tenían que volver a la universidad, y ahí cuando uno nos invita a la “Welcome week” de la Ohio University, y otro dice que el se apunta pero que antes hay que ir a Kentucky a dejar sus maletas, y otro que antes de ir vayamos a Nashville a ver el eclipse y así comienza un viaje de 12 días en coche alrededor de 5 estados en los que primo la diversión, el turismo y el buen rollo entre nosotros. Dormir en el suelo, en el coche, pubcrawl, discotecas, visitar sus universidades…

En definitiva, un verano único, diferente, no ha sido un verano de relax, no ha sido un verano de sol y playa, pero sinceramente, no lo cambio. La mejor experiencia de mi vida, y si todo va bien, espero volver, no sé s una o varias veces, pero lo que es seguro es que no lo voy a olvidar y ojalá este verano hubiera sido más largo, no sé como el doble o el triple, ojalá volver a empezar el mejor verano de mi vida. – Javier Lahuerta i De Manuel, Monitor Camp USA

Y así termina la experiencia de Javier. Mándanos un email a info@travelingua.es y entérate de cómo vivir una auténtica aventura como la de Javier. Si quieres conocer otras experiencias, ¡síguenos en las redes sociales Facebook y Twitter!

 

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